Semana: 37
ÉTICA Y VALORES HUMANOS: GRADOS: 501Tema: EL VALOR DE LA GRATITUD HACIA LA ESCUELA
La
gratitud es el reconocimiento de bondad de nuestras vidas. Afirmamos que, en
rasgos generales, la vida es buena y tiene elementos que hacen que la vida
valga la pena vivirla. El reconocimiento por haber recibido algo que nos
gratifica, bien sea por su presencia o por el esfuerzo que hizo el donante para
elegirlo.
GRATITUD
EN LA ESCUELA:
- La gratitud es el reconocimiento por haber
recibido algo que nos beneficia. La gratitud viene de afuera. Uno no puede
estar agradecido con uno mismo.
- La gratitud mejora el rendimiento académico en el
aprendizaje y ayuda a consolidar una educación humanística.
- Disminuye los afectos negativos, aumentan los
niveles en satisfacción con la vida.
- Los estudiantes experimentan más gratitud y
optimismo, además de más satisfacción en la escuela.
- Practicar la gratitud disminuye el reconocimiento
hacia lo material y aumenta hacía el afecto y las personas.
El
trabajo en el aula es un constante dar y recibir, un constante ayudar y
agradecer en el que usted transforma las vidas de los chicos y éstos cambian la
de usted en un proceso permanente. Agradézcales lo que hacen por usted y
aprecie en todo lo que valen las muestras de gratitud que ellos pueden
darle. Una persona agradecida está inspirada por un sentimiento, el amor:
experimenta afecto por quien le ha proporcionado un valor y se lo demuestra con
alguna acción concreta o con palabras claras. Las personas agradecidas no
sufren odios ni resentimientos: libremente reconocen y premian a quienes las
han ayudado pues aceptan en lo más profundo los beneficios que han recibido de
los demás, mismos que son también una muestra de cariño. Agradecer significa
aceptar, dar valor y celebrar aquello que nos entregan quienes nos rodean en
las medidas de sus posibilidades. En el mejor de los casos marca el inicio de
una relación sólida y comprometida en la que las dos partes se turnan para dar
y recibir constantemente.
7 acciones para fomentar la gratitud en el aula
Ya
sabemos que ser agradecido no es decir “gracias”, aun así procuremos que la
palabra se use constantemente en el salón.
Enseñémoslos a
reconocer la enorme oportunidad que reciben al gozar de una instrucción formal
en la escuela y hagámosles entender que la mejor forma de agradecerla es
aprovecharla al máximo.
Distingamos con
ellos la importante labor que realizan diversos agentes y que suele pasarnos
desapercibida: la señora que barre la escuela, el señor que la cuida y el
personal del camión de la basura. Invitémoslos a manifestar su gratitud de
alguna manera innovadora u original.
Hagámosles entender que
tanto nosotros como ellos, debemos dar más de lo que indican los formalismos de
la escuela y eso merece gratitud.
Fomentemos la
cooperación entre los compañeros e impulsémoslos a reconocerla periódicamente
ante el grupo; por ejemplo: “Manuel me prestó su lápiz”, “Georgina me explicó
la tarea”.
Promovamos en
nuestros estudiantes una línea bi-direccional en el sentido de “favor con
favor”. Si ellos nos ayudan con una buena conducta, reconozcámoslo con un poco
de tiempo para jugar o algún otro plan.
Impulsemos la buena etiqueta en el salón de clases y fuera de éste: la
combinación “Por favor” / “Gracias” debe ser la norma de comunicación
cotidiana.
3 PAUTAS PARA ENSEÑAR A LOS NIÑOS A QUE SEAN
AGRADECIDOS
Agradecer es reconocer lo que se tiene no solo material como también emocional. Agradecer por un regalo, por un abrazo, por el cuidado y por todo lo que hacen los demás por nosotros. Para inculcar la gratitud en la educación de los hijos es necesario:
1. Darles el ejemplo:
Los niños imitan a sus padres y a sus hermanos mayores. Así que los niños empezarán a entender la gratitud a través de vuestras actitudes.
2. Animarles a ayudar a los que necesitan
Animando a los niños a ponerse en el lugar del otro les enseñará a valorar todo lo que tienen, a ser humildes. ¿Cómo? pues donando ropas, juguetes, alimentos... a algún centro de ayuda a los menos favorecidos.
3. Motivarles a que sean buenas personas
La bondad
y la generosidad se aprenden y hay que potenciarlas
en la educación de los niños. Al ser buenos con los demás, los niños se
sentirán recompensados y reconocidos cuando los demás les den las gracias.
Enseñar a los niños a dar más que recibir es una forma de conseguir que sean
más felices.